####################################################################### LIBERTARISMO: EL CAMINO HACIA LA PAZ, LA PROSPERIDAD Y LA LIBERTAD By Jarret B. Wollstein trad. Loren Rhoads & Daniel Felitti ####################################################################### ¨Le gustar¡a a Vd. vivir en una sociedad de paz, prosperidad y libertad? ¨Le gustar¡a ganar mucho m s dinero que sus padres, ser libre de hacer cualquier cosa si no hace da¤o a los dem s, ver desaparecer gran parte de los peligros de la violencia y de la guerra? ¨Le gustar¡a vivir en una edad de libertad art¡stica y de accelerado progreso cient¡fico, en la que todo parece posible? Un mundo as¡ no es tan s¢lo posibilidad - es parte de nuestra historia. Durante casi sesenta a¤os, entre la Guerra Civil terminada en 1865 y el comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914, los EE.UU. fue la sociedad m s libre y m s pr¢spera en toda la tierra. El nivel de vida sub¡a casi cinco por ciento al a¤o. El ingreso del Estadounidense medio al t‚rmino de aquel per¡odo era seis veces m s alta que al comienzo. Hab¡a pocas restricciones en la libertad personal, econ¢mica o art¡stica. No exist¡a el impu esto sobre la renta ni la conscripci¢n militar. Hab¡a poca regulaci¢n gubernamental del comercio, y no hab¡a prohibici¢n alguna ni de las drogas ni del alcohol. Escuelas e instituciones de caridad, organizadas y financiadas voluntariamente, pusieron la educaci¢n al alcance de todos y la caridad al alcance de los pobres. Es m s, con excepci¢n de la breve guerra entre Espa¤a y los EE.UU., la naci¢n goz¢ de la ‚poca de paz m s larga de su historia. Casi todo parec¡a posible. Inmig rantes analfabetos que empezab an con carretillas de mano, trabajando duro pod¡an hacerse millonarios. Nuestro futuro en peligro Los EE.UU. de 1892 han quedado muy distantes de los EE.UU. de 1992, tanto en lo temporal como en lo moral. El ambiente social de hoy d¡a se caracteriza por la deterioraci¢n, la violencia, y el temor creciente, en vez del progreso y de la esperanza ilimitada. El nivel de vida va bajando y en las universidades los graduados van encontrando cada vez menos oportunidades de trabajos y progreso, ya que regulaciones y altos impuestos van devastando la econom¡a. Pocos adultos j¢venes pueden hoy d¡a comprarse una casa, ahorrar para la educaci¢n de sus hijos, o asegurar su propia jubilaci¢n. La violencia es una epidemia. El homicidio es la cauza de muerte m s comuna entre j¢venes negros. Unu de cada cuatro estudiantes universitarias ha reportado ser v¡ctima de violaci¢n o intento de violaci¢n. Y, cada a¤o, casi 25% de todas las familias estadounidenses son v¡ctimas de robo o de vandalismo. El peligro de guerra entre los `superpoderes' ya ha disminuido; pero armas de destrucci¢n masiva - qu¡micas, biol¢gicas, y at¢micas Å siguen desparram ndose entre los reg¡menes m s represivos del mundo, muchos de los cuales han sido apoyados con ayuda militar y econ¢mica estadounidense. El `nuevo orden mundial' del Presidente Bush amenaza con obligar a los EE.UU. a involucrarse en conflictos a trav‚s del globo -- atrayendo as¡ guerras y ataques terroristas contra Estadounidenses. Nuestro patrimonio libertario ¨Qu‚ ha cambiado en los EE.UU. durante los £ltimos 80 a¤os? ¨Por qu‚ esta naci¢n, que era una de las m s pr¢speras y progresistas de toda la tierra, se ha transformado en un pa¡s de deterioraci¢n y violencia crecientes? Si se permite parafrasear la observaci¢n de Shakespeare: La causa, querido amigo, no est  en las estrellas, sino en nosotros mismos. Los EE.UU. est n declinando porque los Estadounidenses han en gran parte abandonado su herencia libertaria. Thomas Jefferson, George Washington, y los dem s fundadores de los EE.UU., comprend¡an los criteros que se requieren para tener una sociedad libre, pac¡fica, y pr¢spera: libertad individual, libertad econ¢mica, y gobierno limitado. La libertad individual es la base de una sociedad libre. Libertad quiere decir controlar su propia vida, trabajar y divertirse a su manera, poder gozar del fruto de su labor, practicar la religi¢n que uno elija, hablar abiertamente, y asociarse voluntariamente con otros. La libertad puede florecer solamente en un ambiente de tolerancia, asociaci¢n voluntaria, y respeto m£tuo a la vida y la propiedad ajenas. Y uno puede poseer la libertad s¢lo si est  dispuesto a otorg rsela a todos los demas. La alternativa a la libertad es la coerci¢n y la esclavitud. Uno es coercionado cuando se utiliza la fuerza o amenazas de fuerza para prevenir que hable, actue, o se asocie libremente; cuando se le obliga a trabajar para el beneficio de otros o se le requisa el fruto de su labor; o cua ndo se utiliza la fuerza para dominar su vida, su educaci¢n, o su negocio. El prop¢sito moral del gobierno es el de protegernos contra agresores dom‚sticos y extranjeros, que usen la coerci¢n. El poder del gobierno, empero, no tan s¢lo puede proteger, sino que tambi‚n puede destruir. Cuando el gobierno pasa de protector de nuestra libertad a due¤o de nuestra vida, ya no es nada m s que otra banda de criminales. Ah¡ es cuando, como afirm¢ Jefferson en la Declaraci¢n de Independencia, es el derecho y el deber del pueblo alterar o abolir el gobierno -- y crear nuevos guardianas de su paz y seguridad. Los EE.UU. vieron la luz a ra¡z de una revoluci¢n contra la tiran¡a. Los fundadores de los EE.UU. crearon una rep£blica constitucional, en la que limitaron al gobierno a proteger los derechos individuales. Durante casi 200 a¤os nuestra Constituci¢n y la Carta de Derechos aseguraron la protecci¢n: de la libertad de palabra, prensa, religi¢n, y reuni¢n; del derecho a tener y portar armas; del derecho al juicio ante un jurado y al debido procedimiento de ley; de la propiedad contra registros y allanamientos irrazonables; y de muchos otros derechos. Paulatinamente, a lo largo de las £ltimas ocho d‚cadas, los estadounidenses han cedido el dominio de su propia vida a cambio de la quimera de la seguridad y la prosperidad garantizadas por el gobierno. Los derechos fundamentales protejidos por nuestra Constituci¢n y la Carta de Derechos han sido abandonados. El gobierno toma acciones violentas contra nuestra vida, nuestra libertad y nuestra propiedad. Una letan¡a de horrores El poder del gobierno es ahora casi sin l¡mites. Usando las leyes RICO y `anti-drogas', el gobierno ya puede incautar todos los bienes de una persona o de un negocio sin juicio ni acusaci¢n. Barcos de pesca con valor de m s de un mill¢n de d¢lares cada uno han sido incautados porque se han hallado unas semillitas de marijuana a bordo de ellos. Se han confiscado casas por alegada falta de pago de unos pocos cientos de d¢lares en impuestos. Emprensas enteras han sido expropriadas porque los patrones vendieron unas pocas pel¡culas er¢ticas o quebraron incomprehensibles leyes contra los llamados `tratos entre enterados'. Se incauta dinero de viajeros cuyo £nico crimen es el de llevar consigo considerables sumas en efectivo y conformar con alguna descripci¢n policial de `correo de drogas' (que bien podr¡a describir a cualquier hijo de vecino). El Servicio del Alguacil de los EE.UU. tiene a presente un inventario de bienes incautados que asciende a 1.400 millones de d¢lares. No se trata de e rrores ocasionales comet idos por agentes gubernamentales que ponen de manifiesto exceso de celo. Confiscaci¢n de hogares, negocios, autos, y efectivo sin juicio, acusaci¢n, o cargos, es actualmente la pol¡tica legal y oficial del gobierno de los EE.UU. En caso tras caso, leyes aprobados por el congreso y el presidente - y sustentados por la Corte Suprema, autorizan estos actos criminales. El derecho al juicio ante un jurado est  desapareciendo r pidamente. Actualmente , menos de tres por ciento de sospechozos criminales obtienen ju icio. M s de un mill¢n de estadounidenses est n encarcelados (el porcentage m s grande del de cualquier otro pa¡s del mundo), y se espera que el n£mero de prisioneros suba al doble en menos de diez a¤os. Hasta la Corte Suprema ha pronunciado que las confesiones forzadas (vg., palizas y torturas policiales) son legales. Lo m s amedrentante es que lugares parecidos a campos de concentraci¢n, llamados ``centros encarcelatorios de choque'' se est n construyendo a trav‚s lo s EE.UU. Impuestos descontrolados y regulaciones sofocantes est n debilitando a los EE.UU. Impuestos federales, estatales, y locales actualmente se llevan un promedio de 40% de la renta de una persona t¡pica. (­Los siervos de la Edad Media pagaban solamente 25%.!) Muchos negocios peque¤¢s pasan casi la mitad de su tiempo llenando papeleo gubernamental. Nuevos regulaciones de la Administraci¢n para la Protecci¢n del Medio Ambiente, que entraron en vigencia en septiembre de 1991, requieren que estaciones de gasolina e st‚n aseguradas en por lo menos un mill¢n de d¢lares. ­Esto, se espera, va a hacer cerrar m s de la mitad de las estaciones de gasolina para el final de 1992! Y esto es s¢lo el comienzo. Muy pronto entrar n en vigencia un sinn£mero de regulaciones nuevas, dictando sueldos, horarios, beneficios, la composici¢n racial del lugar de trabajo, los envases, y la publicidad. El peso de los impuestos y las regulaciones se ha hecho tan opresivo que en industria tras indust ria plantas y oficinas est n cerr ndo o trasl ad ndose al extranjero. Y as¡ se van destruy‚ndo muchas vidas. A£n cuando el gobierno procura ayudar, suele fracasar. Pr cticamente todos los servicios del gobierno - educaci¢n, `control' del crimen, el correo, viviendas p£blicas, asistencia p£blica, e infrastructura (caminos, puentes, cloacas) - est n en estado avanzado de deterioraci¢n. Sin la disciplina que proporciona la competencia del mercado libre y la necesidad de lucrar, los ser vicios socializados del gobierno consumen cada vez m s dinero a la vez que proveen servicios cada vez m s deteriorados. La soluci¢n libertaria Para restaurar la prosperidad, la libertad, y la paz en los EE.UU., debemos restaurar nuestro patrimonio libertario. Como individuos, debemos retornar al principio de toleranza y de respeto a los derechos del pr¢jimo. Actividades que son cr¡menes para individuos - robos, asaltos, secuestros, intimidaciones, y homicidios - deben ser cr¡menes para agentes gubernamentales tambi‚n. Los ``servicios p£blicos'' socializados deben ser privatizados y reemplazados por negocios eficientes, de mercado libre. El peso ab rumador de los impuestos confiscatorios y regulaciones sofocantes, debe ser levantado de nuestra econom¡a. Debe cesar el uso de la ayuda al exterior y de nuestras fuerzas armadas para sustentar dictaduras represivas. As¡ como se pone de maniefiesto en las revoluciones que recorren Europa Oriental y la Uni¢n Sovi‚tica, el £nico poder que tiene el gobierno al fin y al cabo es el que nosotros mismos le damos. Si los pueblos ruso y ucrainiano, con nada m s que las manos y crudo valor, han logrado trastornar una tiran¡a de 74 a¤os de duraci¢n, nosotros podemos hacer cambiar de rumbo a esta naci¢n. Los EE.UU. podr¡an ser de nuevo una tierra de libertad y oportunidad ilimitada. Mediante una acci¢n pac¡fica pero determinada, podemos reemplazar el gobierno corrumpto y tir nico y crear una nueva alborada para la libertad en la naci¢n. Esta es la misi¢n del movimiento libertario estadounidense: crear una sociedad con libertad, prosperidad, y paz. Esta es la sociedad que una vez existi¢ en los EE.UU., y que podr¡a volver a existir. Si as¡ es el mundo en el que Vd. desea vivir, le invitamos a unirse a nosotros y ayudar a crearlo. Ejemplares suplementarios de esta pamfleta pueden obtenerse a 5c cada uno (20 minimo = $1.00). Se incluye en el precio los gastos de correo. Esta pamfleta se elabor¢ como servicio p£blico de International Society for Individual Liberty (ISIL, Sociedad Internacional para la Libertad Individual). INTERNATIONAL SOCIETY FOR INDIVIDUAL LIBERTY 1800 Market Street, San Francisco, California 94102 USA Tel: (415) 864-0952 Fax: (415) 864-7506